Las grietas de la certificadora de madera más grande del mundo impactan en el Amazonas

Articulo original:

https://ojo-publico.com/3279/fsc-las-grietas-en-la-certificacion-de-madera-del-amazonas

Escrito por: Iván Ruíz / Aramís Castro

Las etiquetas del Consejo de Administración Forestal (FSC, por sus siglas en inglés) están presentes en cientos de productos forestales que se comercializan a diario en todo el mundo y que presumen tener un origen legal y ser sostenibles. Pero sus sistemas de auditoría que certifican a sus clientes han evidenciado fallas en todo el mundo. En América Latina, donde empresas investigadas por la justicia por tráfico de madera y exportar productos forestales de origen ilegal muestran su sello verde y han recibido incluso renovaciones. Vicios y problemas de un sistema de control cruzado por intereses millonarios. Un equipo periodístico de OjoPúblico investigó cómo funciona esta certificación en la Amazonía y Europa e identificó las principales debilidades.

SELLO. La certificación FSC representa un alto estándar en la sostenibilidad de la madera, pero también se ha otorgado a empresas investigadas por tala ilegal. Fotos: OjoPúblico / Marco Garro

Gerlin Ramírez Santana (43), presidente de Comandancia, habla con la misma calma que reina en esta comunidad amazónica del Perú donde hoy conviven 37 familias del pueblo yagua. Solo el tránsito de las embarcaciones sobre el río Amazonas interrumpe esa tranquilidad. Gerlin y sus vecinos observan, entre enero y junio de cada año, el traslado fluvial de cientos de troncos de viejos árboles extraídos de los bosques primarios y que terminan alimentando la demanda de madera en las principales ciudades del mundo.

“Desconozco quién es Inversiones La Oroza. Es algo nuevo para nosotros. Recién me traes ese nombre”, responde Gerlin Ramírez a OjoPúblico. Esta empresa, cuyas concesiones son cercanas a Comandancia, estuvo involucrada en el caso Yacu Kallpa, la incautación más grande de madera ilegal que ocurrió en 2015, cuando una embarcación pretendía llevar esa mercadería a México y Estados Unidos. Producto de esa intervención, La Oroza actualmente es investigada por tráfico de madera en Perú y tiene prohibido desde 2017 ingresar su mercadería a territorio estadounidense.

Pero todos esos antecedentes son nuevos para los habitantes de Comandancia. Más lejana es la existencia de una organización que se dedica a certificar la madera, el mismo producto que les permite subsistir en una precaria economía. Tal como ocurre con La Oroza, el pueblo yagua y sus vecinos de las comunidades de Santa Úrsula y San José de Topal menos aún han escuchado nombrar a Forest Stewardship Council (FSC), una organización global que emite etiquetas para certificar que la madera que utilizan compañías y organismos es “limpia”.

Tanto La Oroza como FSC fueron protagonistas de este caso clave para el comercio de madera ilegal en el Amazonas. En septiembre del 2021, la fiscalía ambiental de Maynas, en la región amazónica de Loreto, presentó, en el marco del caso Yacu Kallpa, una acusación por tráfico ilegal de madera peruana contra 90 empresarios y funcionarios del gobierno regional de Loreto. En 15 de las 35 carpetas presentadas, todavía sin programación de las audiencias orales, se ha incluido a Inversiones La Oroza, firma que era dueña del 80% de toda la madera incautada en 2015. Pese a estar involucrada en este proceso fiscal, la certificadora de madera FSC renovó en mayo del 2021 la etiqueta de madera limpia para La Oroza hasta 2026, un sello que garantiza un origen respetuoso con el medio ambiente, los derechos humanos y los pueblos originarios.

Desde una oficina en Bonn, Alemania, la certificadora FSC se convirtió en los últimos años en un actor fundamental para la comercialización de madera a nivel mundial,

que incluye operaciones de tala teóricamente autorizadas desde los bosques del Amazonas, África e Indonesia hasta los bosques de Siberia. Es un organismo integrado por activistas ambientales, organizaciones civiles ecologistas y empresas del sector que emite certificados que, tras un proceso de auditorías, aseguran que la madera producida por una compañía es sostenible.

SIN INFORMACIÓN. En la comunidad yagua de Comandancia, en Loreto, no saben qué empresas operan en los alrededores de sus territorios y tampoco han oído hablar sobre la certificación FSC. Foto: OjoPúblico / Marco Garro

El logo de FSC, un simpático dibujo de un árbol verde, ha inundado las etiquetas de cientos de productos en las góndolas de los supermercados.

Desde un refresco, un cuaderno escolar o papel higiénico hasta una mesa de jardín. Ese sello se ha convertido en un escudo para grandes empresas multinacionales que pueden gritarle al mundo que utilizan madera cuyo origen no proviene de la tala ilegal o la deforestación. Las etiquetas verdes también se han convertido en un buen negocio: FSC registró ingresos por US$ 44 millones en 2020, según su propio balance financiero.

Los vacíos del sistema de la certificadora FSC, que en muchos casos ha permitido a empresas maquillar madera de origen ilegal, despertó preocupación en los últimos meses entre las organizaciones civiles y los activistas. En noviembre del 2021, 34 ONGs europeas reclamaron cambios estructurales urgentes en las auditorías de FSC, acusaron a la organización de incentivar la deforestación y de confundir a los consumidores mediante la utilización de distintas etiquetas. Pero como ocurrió en el caso de La Oroza, son varias las empresas que a pesar de contar con las siglas FSC en sus productos enfrentan investigaciones por tráfico de madera y han sido sancionadas o acusadas de utilizar madera proveniente de la tala ilegal. Otras compañías certificadas, además, han sido denunciadas por perseguir a los habitantes locales o acusadas de acordar con gobiernos que no respetan los derechos humanos. Como ocurrió en Perú, los casos se repiten en Alemania, Rusia, Rumania, Ucrania y China, entre otros países.

“Las certificaciones verdes son más importantes de lo que creemos. En los países ricos, las autoridades se fijan en estos sellos y se conforman con que todo sea legal. Pero estas etiquetas hacen falsas promesas al consumidor. Hoy hablamos de la madera, pero mañana muchas otras mercancías que proceden de la deforestación, como la carne vacuna o la soya, también podrían ir acompañadas de estos falsos certificados de sostenibilidad”, dijo a OjoPúblico Tara Ganesh, investigadora de Earthsight.

Earthsight junto a otras organizaciones como Greenpeace y Environmental Investigation Agency (EIA) dieron un paso más al afirmar que, con el proceso de certificación actual, FSC funciona como una lavadora para los fabricantes de madera y las grandes marcas que utilizan productos cuyo origen legal no pueden asegurarse. Pero el futuro de la certificadora de madera más importante del mundo, un caso que se debate en los escritorios de las capitales europeas, tiene implicancias directas en los árboles del Amazonas y en muchas áreas protegidas de nuestro continente.

“FSC tiene el mejor sistema de certificación de madera del mundo, no tengo ninguna duda. Estamos tomando acciones de mejora en nuestro sistema, que está en mejora constante. Estamos invirtiendo muchísimo en tecnología para ser más asertivos. Desde 2015 hasta hoy hemos avanzado enormemente y eso es porque hemos estado dedicados a mejorar”, argumentó Bruno Rath, director de FSC para América Latina en una entrevista con OjoPúblico.

Los casos de empresas sancionadas por usar madera de origen ilegal, a pesar de contar con la etiqueta verde se multiplicaron en los últimos años.

¿Un ejemplo? La justicia alemana condenó el pasado abril al empresario Stephan Bührich, director general de la maderera WOB Timber GmbH y a varios de sus empleados por importaciones ilegales procedentes de los bosques de Myanmar. El ejecutivo fue condenado a 21 meses de prisión bajo libertad condicional y a la compañía se le confiscaron más de 3,3 millones de euros correspondientes a las 31 exportaciones procedentes del país asiático. WOB Timber importó teca, una madera que se utiliza sobre todo para amueblar yates de lujo.

VACÍO. La certificación FSC no ha podido garantizar que todas las empresas que cuentan con este sello no tengan vínculos con la deforestación. Foto: OjoPúblico / Marco Garro.

WOB Timber, que tiene certificación FSC vigente hasta mayo de 2022, no solo importaba madera desde Asia. Mientras el ejecutivo Bührich escuchaba la condena de la justicia, su compañía importaba un cargamento de madera del Amazonas, según los registros aduaneros consultados. La empresa alemana registró, entre febrero del 2020 y septiembre del 2021, más de 39 toneladas en seis cargamentos de madera aserrada adquirida a la compañía Mil Madeiras Preciosas Ltda, con sede en el estado brasileño de Amazonas.

La compañía maderera de Brasil, que forma parte del grupo suizo Precious Woods, registra dos certificaciones FSC de cadena de custodia, una vigente hasta noviembre del 2022 y otra hasta agosto del 2024. “¿La madera que importó WOB Timber desde el Amazonas, que está certificada, es 100% de origen sostenible?”, preguntó OjoPúblico. Lejos de una certeza, FSC respondió que la organización no cuenta “con información específica de este caso”.

“FSC sólo ha certificado el 2% de los bosques de América Latina. El enfoque está equivocado: el riesgo está en el 98% restante, que está dejado al azar del narcotráfico, de la ganadería, de la soya y de la minería ilegal. Ese es el verdadero riesgo. Ese 98% sin certificar no cuenta con protección alguna. Desde FSC necesitamos sumar a más actores públicos y privados, necesitamos hacer acuerdos con gobiernos. Esa es la inquietud que no me deja dormir”, argumentó Rath.

 

Cómo funciona la etiqueta verde

FSC, la certificadora de madera más importante del mundo, es una asociación civil constituída en México pero cuya oficina central funciona en Alemania. La organización está integrada por tres áreas: empresarial, social y ambiental. Cada una de ellas elige cuatro representantes que conforman los 12 miembros del board internacional de FSC. Los latinos son mayoría en este grupo de dirigentes que toma las decisiones más trascendentes de la organización.

A su vez, FSC tiene capítulos en varios países. En el consejo directivo de FSC Perú, por ejemplo, aparece Alfredo Biasevich Barreto. Este abogado también es presidente del comité de madera de la Sociedad Nacional de Industrias, cargo desde el que ha mostrado su rechazo a una posible inclusión del shihuahuaco en la lista de especies en peligro, pese a que científicos han advertido de que este árbol está en peligro de desaparecer.

¿Cómo funciona FSC en la práctica? La organización cuenta con un grupo de empresas auditoras que pone a disposición de las compañías que deseen certificar su madera. Estas firmas, entonces, deben contratar a las auditoras para que realicen la inspección correspondiente. En algunos casos, la revisión es física y detallada, pero en otros —depende del tipo de certificado que se requiera— solo se revisa documentación legal.

Esta modalidad financiera sobre la que descansa el sistema de FSC despierta polémica desde su concepción. “Los recientes escándalos mostraron que existe complicidad en las relaciones y una ceguera intencionada de los auditores que se han puesto de manifiesto en el fracaso de los mecanismos existentes. Esto crea un grave conflicto de interés y debilita la integridad del proceso principal del FSC: la auditoría. La organización debe considerar de manera significativa, justa y abierta nuevos acuerdos de financiación alternativos”, reclamaron las 34 ONGs en su carta.

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